EL ARROZAL QUE RESPIRA: HORIZONTE


EL HORIZONTE COMO LÍMITE ENTRE LO VISIBLE Y LO INVISIBLE, ENTRE LA NATURALEZA Y EL HOMBRE

Se palpa en las marismas la tensión entre la proximidad y la lejanía, entre la inmersión sensorial y la observación distante; la vista se pierde en la búsqueda de un límite inalcanzable. Esa experiencia promueve resonancias simbólicas. Escrutar el horizonte, tenerlo como punto de mira es asumir el reto de la infinitud, reto de lo que se presenta infinito, como infinito irrepresentable (Prete, A., 2010, p. 67). Ese límite entre lo visible y lo invisible, entre lo alcanzable y lo inalcanzable que evoca la presencia constante de la línea de horizonte tiene la capacidad de suscitar innumerables metáforas.

Los lenguajes artísticos surgen con frecuencia de la memoria de lo lejano, en el espacio o en el tiempo. La lejanía nos muestra la amenaza de desaparición y comenzamos a asumir el sentido romántico de la pequeñez humana frente a la Naturaleza a pesar de que estemos ante una naturaleza marcadamente antrópica.

 








Cristales rotos, Temple de huevo sobre papel, 40 x 15 cm.







Cuando brota el arroz, Temple de huevo sobre papel, 40 x 15 cm.







Rastros. Caída de la tarde en Julio. Temple de huevo sobre papel, 40 x 15 cm







El encuentro con el horizonte. Caída de la tarde, Temple de huevo sobre papel. 40 x 15 cm.







Cuando el arrozal respira, Temple de huevo sobre papel, 40 x 15 cm.








Otoño en el Horizonte, Temple de huevo sobre papel, 40 x 15 cm.